El boom del teletrabajo y la colaboración con los partners hacen que el perímetro de seguridad deba ir más allá de las fronteras de la organización
La pandemia por COVID-19 ha acelerado la transformación digital por parte de las empresas
Antes sólo el 10% de las organizaciones teletrabajaban (aunque en el 50% de los casos esta modalidad de trabajo en remoto era factible). “Hay quien considera que la transformación digital debe venir de la mano del CEO o del CTO de la compañía, sin embargo, en este caso, la COVID-19 nos ha impulsado a ser más digitales.” Las redes de comunicación, la fibra o el 5G son elementos que han hecho posible esta transformación digital acelerada.
“Necesitamos una administración mucho más digital, así como potenciar el teletrabajo en todas las organizaciones de la sociedad, no sólo en las grandes empresas, tenemos que extenderlo a cualquier otro sector como puede ser la educación, la sanidad o la industria. Y, en este sentido, la ciberseguridad es un elemento clave”, apunta el directivo. Según el World Economic Forum, los riesgos que más preocupan a las organizaciones son en tercer lugar los ciberataques. “Nuestros hábitos han cambiado, estamos en un entorno con mayor colaboración, además tenemos acceso a información crítica fuera de la red de la compañía.” .
¿Cómo ha cambiado la forma de securizar las organizaciones?
La COVID-19 ha hecho que las organizaciones cambien sus partidas presupuestarias para adaptarse a la nueva situación, ya que la mayoría de ellas no estaba preparada para teletrabajar. Por ello, la prioridad en un primer momento de los CISOS o responsables de ciberseguridad fue dotar a todos los empleados de las herramientas adecuadas para un entorno de teletrabajo, dejando para una segunda fase la ciberseguridad.
“La COVID-19 ha acelerado la transformación digital de las empresas a marchas forzadas. La colaboración antes no era tan intensa como ahora y, como consecuencia, la información puede estar en cualquier sitio, cualquier lugar o cualquier dispositivo. “
En el caso del ser humano, la ciberseguridad está evolucionando hacia el concepto de Zero Trust. Otras tecnologías que se deberían aplicar para proteger al usuario son las herramientas de gestión de identidad, que permiten establecer quién puede acceder a una determinada información, así como soluciones de análisis de comportamiento para detectar posibles amenazas.
En el caso de los dispositivos, la ciberseguridad se basa fundamentalmente en tecnologías de EDR, software de gestión de vulnerabilidades o gestión de contraseñas, ya que el fin último del atacante es acceder a los datos más sensibles de las organizaciones para extorsionarlas. “Contar con tecnología de DLP es importante, pero cuando la información se comparte con terceros o sale de la organización, necesitamos herramientas de IRM, que permitan controlar la información como última barrera. Además, utilizar tecnología de clasificación de información agiliza esta tarea”, cuenta Modúbar.
Fuentes: Cibersecurity news
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